Mi dedicación a los cuencos nace de mi primer viaje a Nepal, donde casualmente me llevaron a una escuela en Patan. Allí, me invitaron a subirme a un cuenco gigante y, al hacerlo vibrar, se removieron varias emociones en mí. Decidí comprar ese mismo cuenco gigante y otros más. Pocos meses después, regresé para formarme como maestro y ahora disfruto compartiendo esta práctica en mis terapias.
Me formé en la escuela Golden Temple Singing Bowls & Healing Center, ubicada a solo tres metros del mítico Golden Temple de Patan, un templo budista con más de 900 años de antigüedad. Fui instruido por maestros con una tradición milenaria en terapia y sanación con cuencos.
La terapia y sanación con cuencos es mucho más que una simple terapia de sonido, como las que se ofrecen en una sesión de yoga o en demostraciones grupales. En mis sesiones, puedes experimentar una gran variedad de terapias con beneficios como: energizar cuerpo y mente, fortalecer el cuerpo desde lo más profundo de nuestro ser, sanar dolores de cabeza, contracturas musculares, y dolores crónicos. También promueve el bienestar general, conectando cuerpo, mente y espíritu, llevándote a estados profundos de relajación, equilibrio y armonía a todos los niveles.
Los estados emocionales como la ansiedad, la depresión y otros desequilibrios emocionales también pueden transformarse en sensaciones de paz interior y bienestar, regulando el sistema nervioso y mejorando el descanso. Nuestro cuerpo está compuesto aproximadamente por un 70% de agua y, al vibrar los cuencos, las partículas de agua en nuestro cuerpo se limpian y sanan, ayudando a liberar bloqueos físicos y emocionales.
Escuchar el sonido de los cuencos artesanales de Nepal, fabricados con al menos siete metales distintos, ayuda a liberar el estrés. La armonía mágica de los cuencos te lleva a alinear los chakras y a sanar numerosas patologías sin necesidad de medicación. También ofrezco formación a alumnos que quieran aprender estas técnicas, que habitualmente se enseñan en Nepal.
La historia de los cuencos nos dice que han sido hechos a mano en regiones del Himalaya, principalmente en el Tíbet, Nepal, India, Bangladesh y Bután. Todos ellos están hechos con una aleación de 7 a 9 metales como cobre, plomo, estaño, níquel, zinc, hierro, plata, mercurio y oro. Cada cuenco es único y sus sonidos nos atraen por las vibraciones, los sonidos binaurales que producen calma en nuestra mente, la gran riqueza de tonos armónicos y por los efectos que generan a nivel físico, emocional y energético en nuestro cuerpo y mente.
El abanico de tonos varía según el tamaño, la forma, el grosor y la estructura del cuenco, y, sobre todo, según los metales y las proporciones utilizadas en la aleación. Existen muchas leyendas sobre cómo empezaron a usarse los cuencos; una de ellas dice que los monjes budistas que habitaban en los montes más altos del Himalaya, al no tener los recursos de las ciudades, los usaban para sanarse a sí mismos.
Personalmente, puedo decir que es algo que debes experimentar, realmente funciona y es un regalo tanto para el terapeuta como para el cliente.